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¿Qué pasará después de la «morisión»?

  • andrestorocarvalho
  • 3 mar 2023
  • 3 Min. de lectura

Actualizado: 18 mar 2023

Desde pequeño me inquieta el tema de la muerte. Recuerdo que me daba temor mirar al cielo y pensar en que había que ir a un lugar tan desconocido. Ese cuento del Paraíso que la religión que me inculcaron en un principio en la vida, luego de tener que pasar por un juicio, no me lo he tragado entero nunca.


¿Entonces qué pasará luego de que se «cuelgan los guayos»?

No importa que me haga más viejo y tenga más tiempo para indagar y poner en duda cualquier idea o teoría que conozca: ahora entiendo que ninguna persona, ideología o religión tiene la respuesta.


¿Qué es más común a cualquier ser humano de cualquier momento en la historia y lugar del planeta? La respuesta, es que todos se han muerto o nos vamos a morir. Si se parte de esta base y se toma el método científico, se debería encontrar algo que indique la respuesta correcta y única a esta pregunta de lo que pasa después.


El después de la «morisión» según otros

Esta reflexión la hago pensando en que siempre depende de el lugar geográfico e histórico en el que se nace, para creer o adoptar una idea de lo que sucederá después de la hora suprema. por ejemplo:

Los indígenas que poblaron la América precolombina, creían en un después de la muerte, un lugar al que se iba luego de pasar un inframundo. En este lugar, se experimentaba una extensión de esta vida y era una especie de espejo, en el que se vivía al revés -una visión muy cuántica-.

Los antiguos egipcios momificaban a sus muertos y los enterraban con sus pertenencias, para que pudiera seguir viviendo en un mundo más allá de un río que se debía atravesar, pero en donde se seguía viviendo igual que aquí.

Los griegos creían en el Hades, el inframundo, en el que se podía ser castigado, o glorificado en el Olimpo junto con sus dioses, y igual que los egipcios, luego de pagarle al barquero de la muerte, para que te cruzara en su balsa el rio Estigia.

Los vikingos, si tenían una muerte honorable, entraban al Valhala, en donde seguirían batallando todos los días, y sus heridas se curarían por las noches, en las que bebían cerveza y tenían sexo a discreción, para prepararse para la batalla del día siguiente. Esperaban un día del juicio final: el Ragnarok, una batalla contra gigantes de fuego.

Para los judíos el alma se queda con el cuerpo y espera hasta el día del juicio final, en el que serán resucitados, los que no tengan un cuerpo limpio y puro, sentirán cómo su alma se pudre junto con el cuerpo.

Para los musulmanes se ha de atravesar por un puente, un río de fuego al que caen los herejes e impíos, antes de llegar al paraíso con Alá.

Para los tibetanos, el alma pasa por un proceso de purificación y regresa reencarnado en un ser inferior o superior, según haya evolucionado en esta vida.

Para los cristianos se irá a un juicio en el que se sopesarán sus pecados y la expiación de estos, para ir al cielo o al infierno.

Y se puede seguir, cultura por cultura, civilización por civilización y nunca, NUNCA, se llega a un punto común.


Te mueres y se acaba... eso es todo

No hay más rodeos, no debería de haberlo, sin embargo está demostrado que los seres humanos necesitamos creer en algo más allá, más grande, más importante. Además nos encantan las segundas oportunidades: si hice algo malo poder enmendarlo; si fui pobre, en la próxima vida tendré que ser rico; si nací en el cuerpo equivocado, en la próxima quiero estar en el correcto... etc.

La ciencia propone que si tu corazón deja de latir, tus pulmones ya no ingresan oxigeno al sistema, si tu cerebro deja de enviar mensajes eléctricos al resto del cuerpo, simplemente todo lo demás se apaga, incluso, la percepción de que existimos, de que somos. Es decir, cuando de mueres, simplemente desapareces y ya.


Mi conclusión aunque pareciera por el anterior párrafo, ya clara y definida, tiende a ser más elástica, pues yo quiero creer que al morir, todos, absolutamente todos y cada uno de nosotros, sin importar la raza, el sexo, la edad, la cultura, el lugar o el momento histórico en el que nos haya tocado vivir, nos merecemos exactamente lo que queremos creer. Me parece lo más justo y lógico. Sin juicios por parte de los que no comparten nuestra visión, sin condenas por parte de los que se declararon enemigos de nuestra ideología. Morirse, también tiene que ser un proceso libre, único e intransferible.


¿Vos qué opinás?

 
 
 

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