¿POR QUÉ HAY QUE TRATAR DE SER ALGUIEN EN LA VIDA?
- andrestorocarvalho
- 31 may 2023
- 5 Min. de lectura
Me gustaría saber si esto es algo que nos impone la sociedad, la cultura, nuestros seres cercanos, o nosotros mismos. No sé si esto es una fuente de motivación… sana, porque por supuesto que motiva, o si es la fuente eterna de la frustración vital.
Soy de la generación X, a la que le han atribuido como una de sus características el querer cambiar el mundo. Se dice que los que pertenecemos a esta, somos los últimos en pensar que queremos hacer algo importante por la humanidad, que ambicionamos destacarnos, ser únicos; porque a partir de ahí, las generaciones de relevo son más conscientes del medio ambiente, de los derechos humanos, de la inclusión, en fin, son generaciones cuyos incentivos por impactar a otros con algo que cambie sus vidas, consiste en que todo el mundo, sin importar raza, género, condición social, religiosa o política, deben tener las mismas oportunidades, es decir, ser más iguales.

¿Vale la pena acaso deslomarse por ser alguien?
Yo sé que la respuesta natural de cualquiera —de mi generación y de ahí para arriba, aclaro— es: sí. Y se justificará con eso de que: «es que uno debe hacer las cosas por uno», «si eso es lo que te hace feliz, por supuesto», «hay que lograr algo antes de morirse, dejar huella», y habrá mil más como estas y parecidas, pero no nos «hágamos tarugos», por más que queramos, muchos de los que han querido ser alguien, tener algo, lograr algo, han estado motivados por el deseo de demostrarle a otros, más que a sí mismos.
Siento una necesidad prudente de explicar el concepto de «alguien» en este texto. Lograr el éxito en la vida tiene sus escalafones. Claro, ser famoso o reconocido por algo importante, convertirse en un ser humano de élite, de esa a la que pertenecen apenas 1% de la humanidad, es un anhelo si no de todos, de muchos. Luego viene esa motivación de superarse para llegar más alto en la escala social: ser millonario, al menos rico, tener la capacidad de darse los lujos y caprichos que le vengan en gana, no ser común.
Le seguiría pues, esa que es más normal, con la que nos tenemos que conformar los comunes, y es la de al menos, ser felices haciendo los que hacemos… ser buenos en el trabajo, tener casa, carro, una pareja, salir de vacaciones, y aspirar a un retiro honroso luego de luchar por estar «mejorando» constantemente, es decir, un mejor barrio, un mejor apartamento, un mejor carro, un mejor destino el próximo año para ir… la carrera de la rata como se atrevió a llamarla Kiyosaki.
Frustrado pero feliz
Esta sería mi conclusión de lo que termina siendo la vida de muchos de los de mi generación y de las anteriores. No es si no mirar alrededor y encontrarse con hombres y mujeres en el otoño de sus vidas, que dicen que son felices porque levantaron una familia, sus hijos son profesionales, tienen nietos, casa propia, una pensión… y sin embargo, si se les pregunta si lograron decepcionar al niño que fueron y que una vez soñó, se les tornan los ojos al viajar a un pasado y luego a un futuro que nunca fue.
Pero la verdadera inquietud que me genera esto es, si fueron alguienes, ¿por qué no fueron felices? Es que siento que el sistema que nos impusimos, nos hace pensar primero en ser alguienes que felices y por ahí es por dónde no va la cosa. A ver, este es un ejemplo pendejo pero tal vez me sirva, y es que de niños muchos quisieron ser bomberos, pero como en un país como el nuestro, serlo no es algo de prestigio, pues no se considera una carrera honorífica, no da estatus, es subvalorada en general porque incluso, a la gran mayoría de los bomberos ni siquiera se les paga, pues son voluntarios, entonces esto se queda ahí, como una idea de niño. Lo mismo pasa con ser policía por ejemplo.
Ah, pero si de niño se sueña con ser astronauta, o como Calvin, el de Calvin y Hobbes, se quiere ser multimillonario cuando se crezca, viene de nuevo el sistema y te mata el sueño, porque tampoco nos deja salir del promedio, del rango social de los comunes, para el que nos hacen no solo creer, sino saber, que es para el que estamos destinados, y nada más. El sistema educativo actual es de hace más de cien años y lo que hace es crear «piezas de engranaje para la industria».

Voy a esto: ¿cuántos niños soñaron con ser contadores, o profesionales en salud ocupacional? ¿Cuántos de los comunes de hoy, soñaron de niños con hacer lo que hacen y por lo que les pagan hoy? No quiero demeritar a nadie ni a su profesión, ni más faltaba, ni tratar de asegurar que no puede haber personas felices y realizadas haciendo lo que hacen, pues encontraron una vocación, no. Es solo que la mayoría de las veces, las historias que se encuentran por ahí, son de personas que tuvieron que acomodarse a lo que había, porque incluso, ni siquiera sabían para dónde agarrar cuando les tocó enfrentarse a la vida.
Ser nadie
Eso de «los nadies» —bien referenciado por Eduardo Galeano y traído al recuerdo por la vicepresidente actual cuando estaba en candidatura—, nos asusta, nos molesta, nos incomoda. Si somos del combo de los comunes, lo ignoramos un poco y hasta nos sentimos más, cuando no es lástima lo que nos provoca, pues al menos somos alguien. Pero la verdad hay que decirla: de los 118 mil millones de seres humanos que hemos pisado este planeta, más del 99.8%, han sido nadies.

Pero me voy a dar el lujo de redefinir nadies, para no irme de la mano de Galeano. La historia no recuerda sino a unos pocos seres humanos del pasado, aquellos de los que se tiene algún registro por haber destacado para bien o para mal en algo. ¿Debemos creer que eso ha cambiado hoy en día? Y hago esta pregunta pensando en que por lo menos ahora hay más recursos para registrar acciones, eventos, circunstancias y personajes ¿no? Pues resulta que a pesar de que hay cine, televisión, radio, periódicos, revistas, Internet… en fin, la relación de número de personas existentes, versus número de personas destacadas o reconocidas, sigue estando por debajo del 1%. Ser alguien, o ser nadie, tiene que ver más con las personas que nos rodean mientras cruzamos este camino llamado vida. Esos son los únicos que a los del común, nos pueden catalogar de alguna manera.
Así que desde la perspectiva expuesta más arriba, la mayoría de los que comparten con nosotros este momento, van a ser unos nadies, y si partimos de esa base, si somos capaces de aceptarlo y superarlo, vamos a tener la capacidad de eliminar muchas frustraciones. No estoy queriendo decir que se deje de soñar con llegar a ser del selecto grupo del 1%, es decir, reconocido, famoso o multimillonario, no si eso es lo que cree que lo hará feliz… no, lo que quiero ver y hacer ver, es que sería mucho, mil veces mejor, si lo llegaras a ser, haciendo lo que te hace feliz. Y si no llegamos a ser ese tipo de alguienes, por lo menos cuando se llegue a viejos, si nos preguntan si nos decepcionamos a nosotros mismos en el camino, seamos capaces de vernos como nadies, pero felices… o al menos satisfechos.

En resumidas cuentas... relájese y listo.
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